En el post anterior comenté que muchos extranjeros me indicaron a las Cataratas de Iguazú como su lugar favorito para visitar dentro de Argentina. Cabe destacar que al menos la mitad, argumentaban como motivación para conocerlas el hecho de ser una de las maravillas del mundo, aunque luego de la decepción en Machu Pichu, no era éste un motivo que me empuje a ir. De hecho, son las mismas cataratas que se encontraban hace 3 años, cuando no figuraban en la lista de las “7 Maravillas del Mundo”; con la salvedad, claro, de que por no figurar en esa lista, antes los precios eran más bajos y las filas de espera, más cortas.

En fin, tantos buenos comentarios sobre las cataratas me despertaron interés y medio me propuse llegar hasta allá antes de irme de Argentina. Por suerte, los muchachos de LAN recibieron mis inquietudes y en total complot con el destino recibí en mi mail una lista de promociones, entre la que se encontraba un vuelo ida y vuelta desde Buenos Aires a Iguazú a cambio de kilómetros acumulados (los que ya tenía, gracias a los vuelos anteriores a Bolivia y Colombia). Leí el mail como a la medianoche, y un par de horas después ya tenía listo el pasaje y hasta compré el boleto de tren para ir desde Córdoba a Buenos Aires (entre la emoción y que estaba re-contra dormido, compré mal el pasaje de tren, que además no se podía canjear, así que al otro día lo tuve que comprar de vuelta).


Cataratas del lado brasilero

Por lo general, no me gustan esos viajes en los que se tiene que cronometrar cada actividad para conocer en 2 días todos los ítems del panfleto turístico; prefiero ir por mi cuenta e ir viendo, tener tiempo suficiente para conocer algunos de los puntos más turísticos, pero también poder perderme caminando por ahí o ver algún otro lugar que me interese sin necesidad de tener en cuenta ningún recorrido, plan y hasta por ahí sin saber ni siquiera a dónde estoy yendo.
Acomodando las combinaciones de trenes con los vuelos disponibles, me quedé finalmente 10 días en Puerto Iguazú.

La ciudad es bastante más grande de lo que imaginaba y, por lo que se ve en los alrededores, está en pleno crecimiento, en particular se está ampliando la infraestructura turística, con un centro comercial y varios hoteles de lujo, actualmente en proceso de construcción (por contraparte, las opciones más económicas de alojamiento se vuelven más difíciles de encontrar).


Vista de unas de las calles del centro

Me acuerdo cuando me enteré que iban a colocar a las Cataratas de Iguazú entre las 7 maravillas del mundo, lo primero que comenté con mis compañeros de trabajo, fue que seguramente los precios se elevarían instantáneamente, y así fue. De hecho, el costo general de vida es aún mayor que en la Patagonia (y eso que la Patagonia es carísima), eso fue un comentario que se solía repetir con los distintos compañeros del hostel, e incluso con unas chilenas, que en 2 días ya se habían gastado todos los pesos que tenían y andaban buscando dónde cambiar más. Para que se den una idea, los precios de la comida y demás en los supermercados, están entre un 20 y un 30% más altos de lo que está en Córdoba, ni hablar del fernet, que estaba a 45 mangos el chiquito!

Dentro y alrededor del centro de la ciudad hay varios paseos y lugares para ir, no los voy a nombrar porque no me acuerdo, pero con 3 días es más que suficiente para conocer todos los recovecos, lo que sí, me quedé con ganas de conocer un poco más el barrio portugués (Ferhiña) ya que fui en la semana, cuando no hay mucha actividad.
Ah, en algún lugar había leído que es medio inseguro de noche, nada que ver. Totalmente tranquilo. Demasiado, diría yo.

Para llegar a las cataratas, hay que tomar un bus que te deja en la entrada al Parque Nacional Iguazú (a unos 30km de la ciudad) lo ideal es ir bien temprano, para aprovechar el día y hacer todos los recorridos, igual yo me quedé dormido y fui como a las 10AM y me sobró tiempo para ir dos veces a la Garganta del Diablo. Este lugar fue el mejor de todo el recorrido, parado en el borde de la caída con más caudal de agua, con el ruido constante de la cascada, y las gotas salpicando en la cara luego de chocar con la parte inferior del río para convertirse en vapor de agua realmente te das cuenta de la cantidad de fuerza se está ejerciendo. De hecho, cuando hay mucho caudal, el vapor de agua no te deja ver nada.


Vista desde la Garganta del Diablo


Vista desde la Garganta del Diablo

Luego hay dos circuitos que recorren distintas zonas de las cataratas, donde se ven más a la distancia y se aprecia la cantidad de caídas (en total son 280 aproximadamente). También hice un paseo en lancha que intenta (con pocas ganas) pasar por debajo de las cataratas, pero en realidad solo se acerca lo suficiente para que te cubran las gotas que salpican, yo iba con otra expectativa, me gustan más esas actividades en las que te dan a firmar un descargo que si te pasa algo es tu culpa y podés tomar un poco más de riesgo, no se, esperaba al menos sentir la corriente empujando la lancha hacia fuera y algunos chorros de agua un poco más gruesos, pero no nos acercamos tanto (ojo!, el comentario general de los que estaban a bordo era todo lo contrario, para mi gusto le faltó algo de emoción, pero los demás estaban totalmente excitados, así que deberían probar ustedes, ver qué opinan).


Mariano, un rosarino, pensó que le iba a cobrar la foto, cuando en realidad era él quien me regalaba la postal

La vista no está completa si no se recorre también el lado brasilero del Parque Iguazú, este recorrido es mucho más corto, se encuentra en frente del lado argentino y tiene la diferencia de que te permite pararte frente a la cascada, imagínense una cortina gigante de agua (a lo largo y a lo ancho) cayendo casi en sus narices, donde deben estar a los gritos porque el ruido es ensordecedor y con los ojos entrecerrados por la cantidad de agua que salpica. Como seguramente habrán escuchado o leído por ahí, las cataratas no se conocen por completo si no se visitan tanto del lado argentino como del brasilero, en el primero las ves cómo caen bajo tuyo y en el segundo, las tenés casi al alcance de tu mano (y en algunas áreas están literalmente al alcance de tu mano).







El otro atractivo del parque (no sé por qué muchos no lo mencionan, yo iría sólo para verlos) son los coatíes, que por suerte no están en todos lados, porque pueden llegar a ser tan molestos como los mosquitos, sólo que a éstos no los espantas con una simple cachetada. Acá sí se puede apreciar realmente un animal en estado salvaje, los coatíes no son agresivos en sí, pero no tienen tampoco nada de modales, aprendieron rápido que los humanos tenemos mucha más comida con nosotros de lo que pueden encontrar en la selva y adoptaron el patio de comidas del parque como si estuviera hecho para ellos. Ni bien olfatean o divisan algo de comida, es mejor correrse porque ellos no se detienen por nada y con sus garras seguramente habrán roto más de una mochila y estropeado uno que otro almuerzo.





Además de las cataratas, se pueden realizar caminatas por los senderos de la selva misionera en las afueras de la ciudad de Iguazú, esa sí que es tierra fértil. Encontramos dispersos los árboles que dan origen a casi todos los condimentos cotidianos, me sentí algo tentado a escarbar semillas de cada uno de ellos, (cada tanto me dan ganas de hacer esas cosas, pero ya una vez quise tener una planta de albahaca pero no la regué nunca y murió, así que no lo intenté más) entre los que me acuerdo, había laurel, orégano, tomillo, romero y canela; y también un montón de plantas que las conocía de nombre pero no las había visto nunca, y acá estaban todas a menos de 500mts unas de las otras.

Ésta fue la primera vez que usé mi cámara de fotos nueva (la otra falleció, digamos que por exceso de uso) así que saqué un montón de fotos, la mayoría casi iguales porque estaba experimentando con las aperturas de diafragma, ISO, rango dinámico y demás, el resultado fue un total de 763 fotos, que dieron origen al siguiente video:

IGUAZÚ EN STOP MOTION


Alguna info y precios:

Alojamiento: regateando en temporada baja, conseguimos hostel a $40 con desayuno, pileta e Internet; por teléfono había averiguado en los campings y el más barato costaba $30 por día y por persona.

Buses (todos desde la terminal de Puerto Iguazú, con frecuencia de unos 20 min):

- hacia Foz do Iguaçu = $8 (y desde allí hacia las cataratas brasileras, 3 reales)
- hacia Ciudad del este = $15
- Hacia el aeropuerto = $40 (es un minibus, no hay colectivos de línea)
- Hacia Parque Iguazú = $30

Entradas al Parque:
- Lado Argentino = $60 (residentes argentinos, $130 para extranjeros)
- Lado Brasilero = R35 (residentes de Mercosur)


ALBUM DE FOTOS


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